Al salir del metro Buenavista, se puede percibir que nos
encontramos con un lugar emblemático en México el “famoso Chopo”, ello debido
al observar el desfile de múltiples jóvenes con diferentes atuendo y estilos,
desde los hipster, rastafari, dark´s, punk´s
, hipies , entre otros; cada uno de ellos con un maquillaje, peinado y
porte de joyería diferente, pero eso si con un objetivo general, el de pasarla
bien en la visita al tianguis, realizando las actividades que mejor les gusten
realizar.
Al inicio de la calle que da al tianguis se comienzan a
acentuar aún más las personalidades, ya que algunos jóvenes se citan en dicho
lugar para entrar juntos, teniendo de esta manera grupos de jóvenes con
identidades diferentes.
Algunos de los personajes que llaman más la atención, son
aquellos que tienen peinados, vestimenta o colores llamativos y extravagantes; en relación a ello pude
encontrarme con jóvenes que de cierta manera improvisan su vestimenta y
maquillaje, mientras que otros invierten su tiempo y dinero en lucir lo mejor
posible.
Posteriormente pude encontrarme con hipies, con sus
tradicionales vestimentas multicolores y cabello largo; chavos banda que aun
traen consigo la identidad del lugar donde nacieron mezclándolos con una onda
rockera, punk, pero con ropa del Tri, punks, hipsters, rastas con sus
tradicionales peinados largos y enredados y su pipa en mano, atuendo
desarreglado, perforaciones y expansiones en su cuerpo.
Sin duda los personajes que causan una sensación
diferente durante la estadía en el Chopo, fue encontrar a una familia completa
vestida de punks, desde el papá, la mamá, hasta los niños más pequeños; es aquí
donde podemos encontrar a la familia como la institución que nos forja nuestra
primera identidad. Aquí es claro que los padres de estos niños inculcan sus
valores, creencias, modos de vivir, pero sobre todo una identidad frente a los
demás.
Siendo lo anterior esa esencia, esa distinción que los
hará diferentes y a su vez iguales dentro de una sociedad, y que al crecer los
niños repetirán o deformarán dichas esencias.
Cada uno de las personas que visita el Chopo, tienen una
identidad diferente pero a su vez igual frente a sus compañeros, en este lugar
puede encontrar diversidad de personas, algunas amables, otras no tanto, pero
el mensaje que puedo rescatar del lugar, es que en el, nos han enseñado un
valor que si bien no se da al cien es una clara muestra de algo que como
sociedad “normal” nos hace falta, esto es el respeto, ya que gracias a ello
miles de chavos con identidades diferentes, se reúnen en un mismo lugar: “con
el fin de pasarla chido”
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